14 de agosto de 2010

Guía actualizada de personajes de Verano Azul


A petición popular, y para que tengan algo que leer en agosto, les dejo la "Guía Actualizada de Personajes de "Verano Azul". Nos leemos en septiembre, o quizá no. Quién sabe.

Javi: Desgraciadamente, al año siguiente sus padres cambiaron Nerja por San Sebastián como lugar de veraneo. El primer día bajó a la playa llevando un bañador slip turbo boost en una ciudad que llevaba ya un lustro adorando el bermudas. Por consiguiente, recibió la paliza de su vida y fue arrojado al puerto, donde se alimentó durante tres meses de karrakelas para sobrevivir. La experiencia le volvió gay hasta las trancas. Ahora es dependiente de una tienda surf en Basauri y en 1998 el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco le autorizó a desfilar en el Alarde de Irún vestido de mariposa. Planea casarse con una oveja vasca, de nombre “Polita”, para lo que ha vuelto a presentar recurso ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, cuyo presidente ha amenazado con dimitir. Es votante de Eusko Alkartasuna y se hace llamar Henrietta.

Pancho: Tras su experiencia corriendo por la playa y gritando que había muerto Chanquete, le cogió gusto al invento y se matriculó en Periodismo. Sin embargo, un pequeño problema de dislexia aguda (al escribir “parlamento” ponía “contubernio”) le incapacitó para el oficio. Volvió al pueblo, donde se dedicó a lo que más le gustaba: ir al tanatorio local, enterarse de quién había fallecido y gritarlo mientras corría por la playa (“¡Eulalia Rodríguez Valdeón ha muerto! ¡Eulalia Rodríguez Valdeón ha muertooooooooooo!”). Aunque al principio la cosa tuvo su gracia, los vecinos del pueblo acabaron dándole la paliza de su vida. Hay quien dice que en las noches de luna llena se le ha visto vagar por el cementerio comiéndose los gladiolos y respetando los crisantemos.

Bea: A los dos días de volver de aquellas vacaciones en aquel verano azul, una compañera del colegio le preguntó que qué tal y ella respondió: “Si te lo contase, no me creerías; se nos murió un viejo y se montó una que…”. A las dos semanas, arrepentida de aquellas palabras, corrió a afiliarse a la Democracia Cristiana de Óscar Álzaga (antiguo PDP). Nada más entrar por la puerta comprendió que su sitio estaba en un partido serio y con peso como aquél. Fue nombrada presidenta de las Juventudes Democristianas en un acto celebrado en la cama de cierto preboste. Después de la disolución del partido, marchó a los Estados Unidos, donde persiguió su sueño de ser lap-dancer en Las Vegas. Lo consiguió. Ahora se hace llamar Beatrix y todavía no se ha tatuado las axilas. En un episodio de “Madrileños por el mundo” de Telemadrid se la pudo ver golpeando al cámara y robándole 50 pavos. 

Desi: En una rara pirueta del destino, acabó yéndose a China porque era el único lugar del mundo en el que había algunos hombres (pocos) que la encontraban deseable. Allí montó una agencia de adopción de huérfanos españoles por parte de matrimonios chinos, pero no tuvo éxito por algún motivo que ella no se explica todavía, aunque lo achaca a “una mano negra muy poderosa”. A los 45 años, un dentista de Hanoi se ofreció a quitarle el aparato de los dientes, pero los hierros ya habían echado raíz en el cerebro y aquello fue una grotesca carnicería. En la actualidad, Desi sirve como abono para las margaritas de una ladera de una colina en Vietnam. El ministerio de Asuntos Exteriores ha asegurado que no ha recibido ninguna petición de su familia para repatriar el cadáver.

Piraña: Al volver al colegio se hizo amigo de los gamberros de la clase. Las malas compañías fueron nefastas para él y suspendió siete en octavo de EGB, por lo que sus padres decidieron mandarle a estudiar los Estados Unidos a ver si así se libraban de él. En su instituto de Carolina del Norte descubrió el sabor de las hamburguesas. Dos meses después, el gordo pesaba 400 kilos y no podía salir de casa. Empezó a preocuparse seriamente por su salud el día que tuvo ganas de hacer pis y no se encontró el chiflo (pene) en ninguno de los pliegues cárnicos de su anatomía. Se redujo quirúrgicamente el estómago y adelgazó 300 kilos. Entonces descubrió el sabor de una fuente de nachos con queso y jalapeños. Engordó 350 kilos en medio año. Se volvió a operar del estómago y con fuerza de voluntad adelgazó 344 kilos. Entonces descubrió el sabor de la carne fresca de animadora de high school y fue detenido cinco años después bajo la acusación de haberse comido a todo el equipo de cheerleaders de los Dallas Cowboys. Actualmente espera la muerte en la milla verde de la Prisión de Huntsville. Para su última comida ha pedido engullir a Michelle Obama. El alcaide, que es republicano, ha asegurado que hará lo que pueda

Tito: Después de vagar por el mundo como soldado de fortuna y sufrir el mismo tormento que Lawrence de Arabia (ya saben, guiño, ya saben) el pequeño de la serie volvió a España y encontró un lugar en el mundo como experto en conseguir subvenciones para cine. Se hizo productor y en los últimos años ha filmado un total de 47 películas de las que ni una sola se ha estrenado en las salas comerciales. Vive en una casa sobre los acantilados de Capri y vota regularmente al Partido Socialista. Viudo desde que su mujer se murió, tuvo tres hijos, pero su negativa a ser padre responsable le llevó a entregarlos a una agencia hispano-china de adopciones. Él mismo dice que, desde aquello, no come en restaurantes chinos. Algo sabe, pero se lo calla como un perro. 

Quique: Harto de que nadie supiera quién era, marchó a Suecia y se casó con una sueca a la que no le importaba que su marido se subiera todos los días a una bicicleta y se marchara a la estafeta postal de Nordström silbando una alegre tonada. En el informe oficial se asegura que fue devorado por lobos, pero una investigación privada cree que fueron los vecinos de Nordström, hartos de tanto silbidito. 

Chanquete: Murió, pero del alguna manera sobrenatural apareció brevemente durante un flash-forward-back-flash en el capítulo siete de la quinta temporada de “Perdidos”. Si se mira bien, en un momento de confusión se ve a un señor muy valenciano, con la camisa abierta por mor de la barriga, que se tambalea y pregunta: “¿Alguien tiene alioli para una dorada?” antes de recibir un tiro en la frente y ser despedazado por un oso polar de cinco metros de alto junto al Templo. 

Julia: Al año siguiente de aquel magnífico verano, la profesora bajó a la playa de Nerja con su guitarra dispuesta a hacer un nuevo grupo de amigos entre la alegre y jacarandosa chavalería de las costas mediterráneas. Un grupo de padres, entre los que se encontraba el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, logró en 24 horas una orden de alejamiento contra ella. En la actualidad lleva un detector en el tobillo y tiene prohibido acercarse a un jovencito a menos de 500 metros. Vive con 24 gatos y 14.562 cucarachas en una roulotte varada en el cauce de un río seco cerca de El Campello (Alicante), que como saben todos los lectores de La Gaceta, es el pueblo del que José Bono, presidente del Congreso, decía que queria comprarse un apartamento sin saber que  ya se lo había comprado (y sigue ahí, de presidente del Congreso, aunque tampoco espero otra cosa de un tipo que se condecoró a sí mismo por retirar las tropas de Irak y que aprovechó el impass entre ministerio y presidencia del Congreso para injertarse pelo... Vale, ya me callo.).

Feliz verano (del color que sea, pero jamás azul).

10 de agosto de 2010

¡Azafata, otra almohada!

Corre por ahí una leyenda urbana que cuenta que una azafata sufrió un ataque de nervios después de servir el vigésimoquinto zumo de tomate seguido (como se sabe, los seres humanos sólo toman zumo de tomate cuando están a más de 18.000 pies sobre el nivel del mar) y entonces tomó un tetrabrik de zumo y empezó a derramarlo con furia encima del pasaje de clase turista (filas 24 a 32) al grito de "¿Queréis zumo de tomate, eh? ¿Queréis? ¡Pues tomad zumo de tomate! Jajajaja (risa maléfica)".

El vídeo que a continuación proyectaremos deja entender que aquella leyenda urbana no andaba desencaminada. Tenía que pasar.


9 de agosto de 2010

El incidente del saloon de Villa Lamento (Happyville)


El 30 de julio de 1886, Joe Muds, el pianista del saloon de Villa Lamento (Happyville, en inglés) miró hacia el gran espejo y dejó de tocar. Al fondo se recortaba la figura del inmoderado Pérfidus McFoster, el despiadado forajido del Valle del Infierno (Fun Valley). El saloon enmudeció. Sunny Skull, Jane Doe y las demás chicas del can-can se refugiaron entre gritos tras la faldas de la madame, Rose Femalecrows. Despacio, con las manos cerca de sus Smith&Wesson de plata, el asesino se acercó a la barra. Pidió whiskey. El camarero puso una botella y se volvió a agachar. McFoster bebió dos tragos y sin levantar la cabeza gritó: “¿Dónde está el sheriff Hillock?”. Todos se apartaron. Hillock, al fondo de la barra, quitó la trabilla de la funda de su Peacemaker… ¡Aquí estoy, McFoster! –gritó el sheriff Hillock venciendo la sequedad de su boca. El bandido apuró su whiskey, se volvió despacio y alzó la mirada: “Sólo quería decirle, sheriff Hillock, que me voy de vacaciones hasta septiembre”. Hillock comprendió que viviría hasta entonces y acertó a musitar: “Que las disfrutes, McFoster”.
 

7 de agosto de 2010

"No soy la puta del hombre blanco"


 
Por algún motivo que se nos escapa, la Junta Electoral de Milwaukee (¿Milguoqui, según El País?) decidió hace unas semanas que los candidatos a un escaño en la Asamblea Estatal (regional, para entendernos) pusieran en las papeletas una frase que les definiera de no más de siete palabras (cinco en inglés). La independiente Ieshuh Griffin, de raza negra, escribió: “No soy la puta del hombre blanco”. Algarabía, gritos y zapatiestas en la Junta (todos blancos) que en votación cerradísima decidió por tres votos a dos que aquello era admisible… peeeeeeeero como la ley ordena que las decisiones electorales se aprueben por mayoría de cuatro votos, la señorita Griffin, a la que a esta hora todavía le salen espumarajos por la boca de tanto invocar la libertad de expresión, tendrá que cavilar otro eslogan.

Buena suerte. 
 

5 de agosto de 2010

Llevas una hamburguesa en los pantalones... o es que te alegras de verme


Lori Shannon Turner, una vecina de Spartanburg, en Carolina del Sur, entró el lunes en un McDonalds, pidió dos hamburguesas y cuando el empleado entregó el pedido, tomó una y se la metió en los pantalones. Entonces, Lori Shannon reclamó con energía que su pedido estaba incompleto, pero el empleado (capaz de contar hasta dos sin detenerse) llamó a la Policía. Cuando los agentes llegaron, notaron esa particular y especialísima mancha de grasa que se te queda en los pantalones cuando llevas metida una hamburguesa. El resultado: a la cárcel por desorden público. La fianza se ha establecido en 262 dólares. Esta historia es ideal para contársela a los niños en septiembre, para que se conciencien de la importancia de recibir una buena educación y no acabar siendo una Lori Shannon.

Háganse una pregunta vital: ¿Han comprado Alba esta semana? Ya les vale...
 

20 de julio de 2010

19 de julio de 2010

Cuento de los instantes que precedieron al beso


Había ido esa noche dispuesta a cortar. Empezaría con un “tenemos que hablar”, que es una frase que dice tanto… Es posible que Dios, al ver a Adán y a Eva ocultos tras haber descubierto su pudor, les dijera: “Tenemos que hablar” mientras un Arcángel abría la puerta de salida. Sí. Eso haría. Primero un “tenemos que hablar” y luego un “no eres tú, sino yo”. Lo había imaginado tantas veces: “Es la presión, me asfixio”, le diría. Y él comprendería, pero no del todo. Y lloraría . Y ella le prometería que “jamás quise hacerte daño”. Y él diría que “Demasiado tarde, ¿no?”. Entonces él se pondría de rodillas y le pediría otra oportunidad y ella le diría que tuviera algo de dignidad y que no le montara una escena. Él gritaría que no le importaba lo que pensara el mundo y ella replicaría que “eso es fácil de decir”. Y ella se marcharía y cerraría la puerta para no oír su llanto inconsolable… Sí. Todo eso había imaginado. Pero él, antes de que ella le pudiera decir lo de “Tenemos que hablar”, le dio un beso apasionado delante de la cámara y de millones de felices españoles. Y ella devolvió la conexión
 

Ratas


Stephen Booth, un alumno de 16 años del Colegio Maryhill de Kidsgrove, en Inglaterra, ha pulverizado todos los registros al asistir todos los días a clase durante los pasados 12 años sin faltar ni una sola hora. La Junta Escolar, emocionada y conmovida, ha decidido entregar al bueno de Stephen un cheque regalo de alrededor de 50 euros. Sólo. Un céntimo y medio por cada día.
  
(En la imagen superior, el contable de la Junta Escolar del colegio, mirando a ver si tenía suelto antes de tener que librarle un cheque).
 

18 de julio de 2010

La importancia de llamarse Pato Donald

Zapatero y Rajoy no lo saben porque no hablan inglés, pero pato se dice “duck”.

El pasado 27 de junio, a las seis menos veinticinco de la tarde, en la localidad de Massillon, en Ohio, un hombre golpeó con su coche otro automóvil que estaba parado en el exterior de una pizzería. El conductor dio positivo en la prueba de alcoholemia y en el registro del coche se encontró que estaba en posesión de marihuana. La Policía de Massillon identificó al conductor como Donald N. Duck, un individuo de 51 años residente el 1052 de la Avenida Taggart, y fue trasladado a comisaría. Me solidarizo con él. Un hombre que se llama Donald Duck y que ha conseguido vivir 51 años merece poder fumar marihuana y tajarse hasta las patas de vez en cuando. 

PD: ¿Han comprado el semanario Alba esta semana? Yo lo haría...
 

14 de julio de 2010

El cuento del euromillón


Olegario, el pastor, vio la polvareda a lo lejos y no acertó a saber... Achinó los ojos y unos minutos después la primera de unas treinta furgonetas con antenas satélites en el techo se detuvo junto a él. Un hombre sacó medio cuerpo por la ventanilla. “¡Oiga! ¿Por aquí vamos bien a Rotuerto de Mirarriba?”. Olegario le miró de hito. “Todo recto. Y diga, ¿qué es lo que pasa?”. “Que a uno de allí le han tocado 200 millones de euros en el sorteo de euromillones”. Olegario dejó de masticar la espiga. “Vaya, ¿y a quién?”. El de la televisión engranó primera y gritó mientras se iba: “No sé, pero daremos con él. Sólo hay ocho boletos sellados en el pueblo”.

Olegario aguantó sentado en el mojón a que se fueran. Luego sacó la cartera, quitó la goma, ensalivó el pulgar y fue pasando papeles… La cartilla, el recibo de la óptica, la foto del nieto, el recordatorio de Ana… Tomó uno de los papeles, lo desdobló, miró a su alrededor, llamó a “Blanquita” y le dijo: “Toma. Blanca, que a ti te gusta el papel”. Y la cabra se lo comió y le miró. “No, que no tengo más. Bueno… hay otros siete, pero están en casa”.
 

Canibalismo o la importancia de una buena educación católica...


Un recluso francés de la prisión de Rouen llamado Nicholas Cocaign mató a su compañero de celda a golpes, luego lo abrió en canal y trató de comerse su corazón porque quería “apoderarse de su alma”. Sin embargo, en vez del corazón, los forenses han aclarado que se confundió y se comió parte de un pulmón.

No descarten que Cocaign eligiera Ética en vez de Religión en el instituto y que hiciera novillos en clase de Biología.

En resumen, el caso de Cocaign es un ejemplo perfecto de la importancia de recibir una buena educación católica. 
 

13 de julio de 2010

Si van a Nueva York, vigilen la cabellera


La oficina del Gobernador de Nueva York (Estado), ha decidido aumentar los impuestos por cada cajetilla algo así como un euro y medio (carísimo)… Pero el gobernador, que debe de estar canino, también quiere que la subida afecte a los distribuidores indios (de la “Nación Seneca”, pieles rojas) quienes, en virtud de uno de esos tratados que se firmaban con sangre al pie de un carromato incendiado y acribillado a flechas, no pagan impuestos por la venta de tabaco. El anuncio de que podrían tener que empezar a pagar ha desatado las iras de los seneca que aseguran que la ruptura del tratado sería considerado “un acto de guerra”.

Si este verano van a Nueva York, vigilen la cabellera, protejan a las mujeres y a los niños y en caso de ataque coloquen los taxis en círculo. 
 

El baile del superviviente del Holocausto

La cosa es como sigue: un superviviente del Holocausto, acompañado de su hija y tres de sus nietos, baila (mal que bien) el "I Will Survive" de Gloria Gaynor en varios lugares en los que no creo que nadie haya bailado nunca.

No es que no me atreva, es que me he quedado estupefacto como para poder enjuciar si esta actitud es una falta de respeto o un baile a la vida.

Aunque, la verdad es que... pasado el primer momento de shock, debo reconocer que me gusta ver a ese hombre bailar.

(¡Anda! Lo han quitado de Youtube.
Pues miraré a ver si está en Metacafé... Ah, pues sí que está).


12 de julio de 2010

Mufasa, Simba y las hamburguesas


Mufasa, el león, subió con Simba, el cachorro de león, hasta lo alto de la colina que dominaba el valle. Allí, el rey saludó la salida del Sol y mientras dejaba que la luz bañara las tierras de su reino, contó al pequeño Simba qué era el círculo de la vida: “Todo cuanto ves, hijo mío, está conectado en un delicado equilibrio. El antílope come hierba, nosotros nos comemos al antílope, los humanos acuden al restaurante Il Vinaio en la ciudad de Mesa, en Arizona, en el que se sirven hamburguesas de carne de león mientras dure el Mundial de Sudáfrica, lo que por otra parte es perfectamente legal… y cuando los humanos mueren, se les incinera y sus cenizas son arrojadas a un jardincito y su foto sale en los obituarios de los periódicos locales. Y así, ejem, se completa el círculo… ¿Comprendes, Simba?”.

Simba se miró una garra y dijo: “Pues no”.

Mufasa suspiró y dijo: “Ya. Según lo contaba, a mí también se me hacía raro”. 
 

Te la mereces, Casillas


La siguiente frase no es mía:

"Si alguien en este país se merece a Sara Carbonero, ese es Casillas".

Pero me adhiero.