31 de mayo de 2010

Comparación entre un fusil de asalto y Bono


Acertar a un blanco a más de 100 metros con un fusil de combate es tan improbable como que José Bono soporte un careo con periodistas de Intereconomía sin llorar como una nena. A más de 300 metros es metafísicamente posible, pero sólo metafísicamente, acabar con el enemigo. Los soldados yanquis están equipados con el fusil M-4, letal a diez centímetros de distancia y un trucho a más de medio kilómetro, que es la distancia a la que se ponen los talibanes, que son muy suyos. La solución es que, a partir de ahora, nueve soldados de cada compañía llevarán fusiles de francotirador. Es de suponer que los demás (una compañía la forman unos 200 soldados) jalearán a sus compañeros (“muy bueno, Joe, un poco más a la derecha, Joe, bingo, Joe”)