17 de febrero de 2010

Año 2040


En una fría mañana, con la niebla enroscada en los bancales del hoyo nueve, par tres, el antiguo campeón, Eldrick Woods, conocido como “Tiger”, tomó el hierro siete de la bolsa y puso la bola en el tee. Aquella artrosis le estaba matando. Tiger miró al hoyo, a 168 yardas. La bandera flameaba con un viento de no más de seis nudos… Tiger clavó los pies junto a la bola, el grip perfecto, los hombros en línea, proyectó los brazos hacia la derecha, el top swing fue bueno… Tiger supo en el impacto, por el sonido, que aquel era un buen golpe. Hizo un finish impecable. Tiger siguió a la bola que subió, bajó, corrió por el green y cayó en el hoyo con un suspiro. ¡Eagle! Tiger sonrió. Se imaginó al volver a la Casa Club y contarlo.

¡Espera, un momento…!

Tiger se imaginó los titulares: “Tiger, insaciable, vuelve a hacer ‘hoyo en uno’. ¿Qué opina tu mujer, Woods?”. Eldrick Woods miró al cielo, bajó los hombros y apuntó en la tarjeta tres golpes en el hoyo nueve. “Even”, pensó con una mueca de disgusto.