12 de febrero de 2010

A ver si palmas, compañero



“Debemos tener presente que moriremos e intentar vivir de tal manera que nuestra muerte no proporcione placer al mundo”. Esa frase, o una muy parecida, la dijo John Steinbeck, el mejor cronista de la América profunda –“Las uvas de la ira”- (con permiso de Harper Lee –“Matar a un ruiseñor”-, Capote –“A sangre fría”- y a miles de millas de Salinger – “El guardián entre el centeno”-). Pues de la advertencia de Steinbeck me acordé el otro día, cuando leí un sesudo análisis de un catedrático de Harvard en el que concluía que los cambios en Cuba sólo llegarán (y en todo caso) después de la muerte de Fidel Castro.