10 de julio de 2010

El Comando Agustín


Durante unos cuantos años, los amigos quedábamos todos los días a la una y media para tomar el aperitivo en el mismo bar. En la barra, detrás de un cristal, en una fuente de barro, yacía un pulpo… que jamás nadie se comió. Al cabo de las semanas, o de los meses, como quiera que nos pareciera que aquel seguia siendo el mismo pulpo, le pusimos nombre: Agustín. Durante los años siguientes, aquel grupo de amigos, rebautizado “Comando Agustín”, elaboró varios planes para el rescate del pulpo y su regreso al mar. Pasamontañas, pistolas, secuestro, alunizajes nocturnos, butrones, asalto con rehenes… Todo lo pensamos y luego nada hicimos porque en el último momento siempre venía alguna lagarta a distraernos. Hoy, ese bar ya no está y no sabemos qué fue de Agustín. Pero sí sabemos que hay otro pulpo que merece la libertad: Paul. A partir de mañana, el Comando Agustín elaborará los planes pertinentes para la liberación del cefalópodo clarividente que nos ha hecho Campeones del Mundo.