16 de abril de 2010

La historia de cuando jugué con Calamardo al pádel

El pasado martes jugué al pádel de pareja con Calamardo. Enfrente, dos rivales peligrosísimos: Patricio y el señor Cangrejo. Al principio, Calamardo me miró y me dijo:

- Que fallen ellos. Nosotros vamos a hacerlo fácil. Que fallen ellos. Nada de matar. ¡Ni un mate! Vamos  a hacerlo fácil. Ellos fallarán. Nada de mates para sacar la pelota de la cancha. ¡Nada de matar! Vamos a jugar con inteligencia. Ni un mate. ¿Me has oído. Bob Esponja?

- Lo que tú digas, Calamardo.

En la primera jugada del primer juego, saca el señor Cangrejo, Calamardo la devuelve con un globo la mar de aparente, Patricio me busca las cosquillas con otro globo pero queda corto. Saco un drive seco que supera la red por milímetros y caen a plomo sobre Patricio que la devuelve como puede, alta, floja, ideal, chachi... Y entonces, en el primer tanto del primer juego, Calamardo levanta la pala y engancha un mate durísimo del que sale la bola gritando "¡Ay, ay, ay!" mientras entra en ignición y... ¡se estrella en la red!

- Perdona, Calamardo...
- Dime, Bob Esponja.
- ¿No habías dicho que nada de mates? Se me habrá metido una cangreburguer en el oído, pero yo juraría que me habías dicho que nada de mates.
- Lo sé, Bob Esponja, lo sé. Pero no soy yo, es mi naturaleza.
- Lo que tú digas, Calamardo.

Adenda: Debido a los mensajes recibidos, y ante el riesgo de que pudiera haber más, aclaro que Calamardo es Alejandro, Patricio es Pablo y el Señor Cangrejo es César.