5 de marzo de 2010

Él pondrá la guerra


“Usted ponga las imágenes, que yo pondré la guerra (contra España)”

(William Randolph Hearst)

La historia oficial es conocida: Hearst manda al célebre ilustrador Frederic Remington para que “dibuje” la guerra que ha de venir en auxilio de los rebeldes cubanos y en contra de lo que queda del Imperio español. Pero Remington, ya instalado en La Habana, no ve guerra, no ve ni siquiera visos de guerra, y manda un telegrama a Hearst en el que informa: “Todo en calma. No hay problema alguno aquí. No habrá guerra. Deseo volver”. La respuesta de Hearst fue su "famosa" frase.

Pero esa no es la verdad. No hay constancia documental de que tales telegramas fueran cursados. Todo se basa en el testimonio de otro de los periodistas del New York Journal, James Creelman. Pero Creelman no estaba en Cuba, ni en Estados Unidos, sino que era el corresponsal en Europa en aquel tiempo y además era un redactor dado al embuste habitual en aquella época (lean “Noticia Bomba”, de Evelyn Waugh), que incluso se llegó a inventar en una crónica la fundación de una “Alianza secreta de Naciones Europeas que nacía con el objetivo de obligar a Estados Unidos a volver a su estatus de colonia británica”. Tampoco es probable que el servicio telegráfico español hubiera permitido que se enviara el telegrama. Y está el testimonio de Richard Harding Davis, otro periodista de Hearst en Cuba, quien en varias cartas a su madre se refirió a la marcha de Remington porque estaba asustado: “Es un buen compañero, pero se porta como un crío y hay que mimarle todo el tiempo. Tiene miedo de cruzar las líneas”. Con estos datos, la manipulación de Creelman es evidente. Pero, ¿con qué objetivo? No se sabe, pero da toda la impresión de que fue una forma de halagar al jefe.