13 de marzo de 2010

Espero que no les toque la lotería

En 1868, cien años antes de mi glorioso nacimiento, un actor llamado Mariano Fernández compró un décimo de lotería. Le tocó una fortuna y volvió con un regalo para el lotero que le vendió el boleto. El regalo era una pistola cargada. “¿Para qué?”–preguntó el lotero. Y respondió el actor: “Para que me pegue usted un tiro a bocajarro si algún día vuelvo a comprar lotería”. Cuento esto porque el otro día vi a un diputado comprando unos decimitos. ¿Se imaginan por un momento que tocase la Lotería en el Congreso de los Diputados? Por el bien del cuello de sus señorías, espero que no.