24 de marzo de 2010

A ver si dejan de comerse a los perros


Salvo el protagonista de “El Perfume” y un servidor, todos los seres humanos huelen a algo y van por ahí dejando un rastro de aromas. Da igual si buenos o malos (hay cada pedazo de cerdo…). Y aquí entran los chinos, que aseguran que un criminal puede borrar sus huellas, limpiar la sangre, fundir el arma, comerse el cadáver… pero ninguno conseguirá hacer desaparecer el olor que ha dejado en la escena del crimen. Y por eso han puesto en marcha un registro sobre olores corporales con fines policiales. La noticia me ha alegrado, porque así, lo mismo, le encuentran la utilidad a los perros y dejan de comérselos.